miércoles, 31 de diciembre de 2008

ESOPO, Fábulas

Éranse dos ranas vecinas. La una vivía en un estanque profundo, lejos del camino, la otra ocupaba una pequeña charca del camino. Entonces la del estanque aconsejó a la otra que se cambiara a vivir con ella para que disfrutara de una vida mejor y más segura. Aquélla no se dejó convencer, diciendo que le era duro desarraigarse del lugar al que estaba acostumbrada; hasta que pasó un carro por allí y la mató.

lunes, 29 de diciembre de 2008

JUAN JOSÉ SAER, La pesquisa

Exactamente en el mismo momento Lautret, con un ademán rápido y eficaz, arrojó el montón de papelitos al aire, por encima de las cabezas de sus colegas. Una lluvia lenta de papelitos blancos, diseminándose en el aire después del envión energético de Lautret, empezó a flotar en la pieza iluminada cayendo hacia el piso, y como muchos papelitos giraban sobre sí mismos mientras se dejaban atraer, sin demasiado apuro, a causa de su peso escaso, por la fuerza de la gravedad, el espacio vacío entre los cuatro hombres parados frente a frente se llenó de una agitación silenciosa blanca, algo inconsecuente respecto de la tensión psicológica que se percibía en la oficina y Morvan, que, sin saber por qué, miraba como hechizado el torbellino delicado y mudo, giró despacio la cabeza hacia la ventana y vio primero los papelitos blancos reflejados en los vidrios helados y cuando se concentró más en lo que estaba viendo, aunque al principio le costó creerlo, pudo comprobar con asombro que más allá de los vidrios, entre las ramas desnudas de los plátanos, y por todo el aire azul y gélido del anochecer de invierno, la lluvia de papelitos blancos se había generalizado, y recién después de una fracción de segundo de confusión, durante la que hubiese atravesado un universo mágico, comprendió que afuera estaba nevando.

martes, 16 de diciembre de 2008

YURI ANDRUJOVICH, Recreaciones

Sabéis, amigos, cada paso nuestro hace el camino. Las cenizas de los imprerios pueden sepultarlo todo pero también está el viento sempiterno, el movimiento del aire, los flujos de ozono. Sólo nos podrá salvar el viento, sólo el agua de los ríos. Al amanecer las armas son preciosas, brillantes, relucientes. Cada uno de nosotros lleva encima estas armas, afiladas como la palabra de Dios. No os olvidéis tampoco del oro del sol, del musgo encima de las piedras, de los espejos cálidos del otoño. Amad a las chicas y os engedraréis a vosotros mismos. Criad abejas y no piséis las hormigas, y se os pagará con creces. Cultivad el trigo como dicen los libros, pastoread rebaños en las laderas. Tallad héroes de madera, comprad pájaros enjaulados y ponedlos en libertad. Pescad peces y queredlos como a cualquier otro símbolo. Haced caso a vuestra propia sangre porque la sangre es el Estado. Respetad cada brizna de hierba, pues la hierba es la nación, es la esperanza. Rezad sólo cuando veáis una concha o un pájaro o una herida. Cuando lleguéis al final de vuestro propio verano, entenderéis que el camino no tiene fin. Dios es Amor, Dios es Petróleo, y también todo lo demás.

martes, 2 de diciembre de 2008

ERIK SATIE, Cuadernos de un mamífero

La casa vieja, que se sostiene en cuclillas en el recodo del bosque, está mal pintada, mal dibujada y, sobre todo, es muy incómoda.

Se dejan para más tarde rastrillos, algunas layas, regaderas y un viejo jardinero.

Nuestros pintores de paisaje se niegan a reproducir los trazos de la vieja casa, de sus rastrillos, de sus layas, de su regadera y del viejo jardinero.

Todo ello no es más que un garabato.

lunes, 17 de noviembre de 2008

VLADÍMIR MAIAKOVSKI, Nube en pantalones

¡Abre!

¡Me duele!

jueves, 13 de noviembre de 2008

RAY BRADBURY, El abismo

Que un hombre quiera vino, otro sillones para la sala de estar, un tercero un planeador con las alas de murciélago para remontar los vientos de marzo lleva a la construcción de electroperodáctilos aún mayores para elevarse sobre vientos aún mayores... Algún imbécil quiere árboles de Navidad y algún sabio va a cortarlos. Junta las piezas, engranaje sobre engranaje, deseo sobre deseo, y allí estoy yo para aceitar el mecanismo y hacer que funcione. En otros tiempos yo habría desvariado: "¡Sólo lo mejor es mejor, sólo la calidad es verdadera!" Pero las rosas nacen del estiércol. Lo mediocre es necesario para que lo excelente florezca. Y yo seré el Mejor Mediocre y combatiré a todos los que digan: "¡Claudica, sucumbe, revuélcate en el polvo, dejaque las zarzas corran sobre tu tumba viviente!" Mostraré mi descontento con las herrantes tribus de los hombres monos, las personas-corderos que mascan en prados lejanos y de las que se alimentan los lobos barones terratenientes feudales que se enrarecen en las pocas cumbres de rascacielos y atesoran alimentos que nadie recuerda. Y mataré a esos villanos con abrelatas y sacacorchos, los atropellaré con fantasmas del Buick, el Kissel-Car y el coche lunar, los apalearé con látigos de regaliz hasta que griten: "¡Piedad!". ¿Se puede hacer eso?

lunes, 10 de noviembre de 2008

JIM THOMPSON, 1280 almas

Porque lo que yo pensaba era que tenía un culazo tremendo y que había que hacerle un favor y pronto; porque si no, se le reventarían las bragas y era posible que se incendiase la feria y que estallase el pánico entre los miles de personas que había allí, que hasta podrían sufrir un colapso, por no hablar de los daños a la propiedad privada. Yo sólo pensaba en una forma de evitarlo.

viernes, 7 de noviembre de 2008

SIX ORGANS OF ADMITTANCE, Elk river

miércoles, 5 de noviembre de 2008

ARTAUD, Cuadernos de Rodez

las disputas, las imitaciones y las definiciones provocan catarros nasales,
suficiente, para ser condenado indefectiblemente hay que tragar, hacer interior un gesto en el exterior de todo.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Tennessee Williams, AUTO-DA-FE

MME. DUVENET: ¡Me cansas, Eloi, cuando te pones tan excitado!

ELOI: No te enteras de nada. ¡Te sientas a mecerte en la terraza y hablas de cortinas blancas bien limpias! ¡Mientras yo me abraso, me consumo, y nadie toca el timbre, nadie da señal de alarma!

MME. DUVENET:¿De qué estás hablando?

ELOI: ¡Carga intolerable!¡La conciencia de todos los hombres enlodados!

MME. DUVENET: No te entiendo.

ELOI: ¡Más claro no puedo hablar!

MME. DUVENET: ¡Ve a confesarte!

ELOI: ¡El cura es un tullido con faldas!

MME. DUVENET: ¿Cómo puedes decir semejante cosa?

ELOI: ¡Porque le he visto las faldas y las muletas, y he oído su murmullo sin sentido a través de la madera!

MME. DUVENET: ¡No hables así en mi presencia!

ELOI: ¡Es una magia gastada, ya no quema!

MME. DUVENET: ¿Que ya no quema? ¿Y por qué había de quemar?

ELOI: ¡Porque hay que quemar!

MME.DUVENET: ¿Para qué?

ELOI (apoyándose en la columna): ¡Para que arda todo, por Dios, por la purificación! ¡Oh, Dios, Dios! ¡No puedo entrar en la casa ni puedo estar aquí fuera! ¡Ni siquiera puedo respirar bien, no sé qué va a ser de mí!

domingo, 2 de noviembre de 2008

Henry Michaux, RETRATO DE LOS MEIDOSEMS

¿Pueden acaso treinta y cuatro lanzas imbricadas componer un ser? Sí, un meidosem. Un meidosem doliente, un meidosem que no sabe ya cómo ponerse, que no sabe ya cómo comportarse, cómo hacer frente, que ya tan sólo sabe ser un meidosem.

Han destruido su "uno".

Pero aún no está vencido. Con las lanzas que deberían serle útiles contra tantos enemigos, primero se ha traspasado el cuerpo.

Pero aún no está vencido.

viernes, 31 de octubre de 2008

Peter Handke, LA MUJER ZURDA

El niño había terminado de escribir y leía en voz alta: "Cómo me imagino una vida mejor?: Me gustaría que no hiciera ni frío ni calor. Que sople siempre un viento tibio; de vez en cuando una tormenta en la que la gente tiene que acurrucarse. Los coches desaparecen. Las casa serían rojas. Los arbustos serían oro. La gente lo sabría todo y no necesitaría aprender nada más. Se viviría en islas. En las calles los coches están abiertos y se puede entrar cuando se está cansado. Ya no se está cansado. Los coches no son de nadie. Por la noche la gente no se va nunca a la cama. La gente se duerme allí mismo donde está. No llueve nunca. De todos los amigos hay siempre cuatro, y la gente que uno no conoce desaparece. Todo lo que uno no conoce desaparece."

miércoles, 29 de octubre de 2008

Fernando Luis Chivite, LA TAPIA AMARILLA

Los hombres dicen lo que ven. Miran a su alrededor y dicen lo que ven. Nombran las cosas para poseerlas pero lo único que consiguen es abrir abismos. Abismos y heridas. Creen elevarse con las palabras pero lo único que consiguen es caer en las palabras. Creen purgarse con las palabras, creen tonificarse y curarse con ellas, pero lo único que consiguen es herirse una y otra vez. Lo único que consiguen es dañarse con las palabras y enfermar por causa de las palabras una y otra vez.

martes, 28 de octubre de 2008

Hermanos Çapek, EL JUEGO DE LOS INSECTOS

VAGABUNDO:

Es listo ese tipo. Y con respecto a mí
a lo mejor estoy algo chalado, ¿a quién le importa?

Esa no es la única razón por la que veo
todo doble, todo en pares.

Esos pajarillos ahí arriba, ¡os estoy viendo!
Pío, pío, pi... ¡Señor! cómo pían y pían.
Y las mariposas de nuevo
menuda diversión tienen,
amor quieren. Algún día
lo conseguirán quizá.
A todas las cosas les pasa, a casi todas...
(Imagínate que tuvieras una chica
que amase a todos los que se le acercaran,
¿no te maldecirías a ti mismo,
no te darías al alcohol?)
Bueno, así es el mundo
y aunque estoy al margen de la vida
es bueno saber de qué se trata.

viernes, 24 de octubre de 2008

Max Frisch, NO SOY STILLER

El doctor Bohnenblust, mi defensor de oficio, tiene naturalmente razón: por más que le cuente cien veces cómo se desarrolla el incendio de una aserradora de californiana, cómo se pintan las negras en América o cuál es el color de Nueva York cuando en un anochecer coinciden una nevada con un temporal (se da este caso) o cómo hay que componérselas para desembarcar sin papeles en el puerto de Brooklyn, no le demuestro que haya estado allí. Vivimos en la era de las reproducciones. La mayoría de las imágenes que tenemos del mundo, no las hemos visto con nuestros propios ojos, o mejor dicho, las hemos visto con nuestros propios ojos, pero no en su propio lugar: somos auditores, espectadores y conocedores de lejos. Se puede no haber salido nunca de esta pequeña ciudad y tener todavía intacta en el oído la voz de Hitler, ser capaz de reconocer al sha de Persia a tres metros de distancia, saber cómo brama el monzón en el Himalaya o qué aspecto tiene el mar a mil metros de profundidad. Hoy en día todo el mundo puede estar al corriente de todo, y, sin embargo, yo no he estado nunca en el fondo del mar ni me he acercado (como los suizos) a la cima del Everest. Con la vida interior del hombre ocurre lo mismo. Todo el mundo está enterado de todo. ¿Cómo diablos he de poder demostrar a mi abogado que no debo el conocimiento de mis instintos de asesino a C.G. Jung, el de los celos a Marcel Proust, el de España a Hemingway, el de París a Ernst Jünger, el de Suiza a Mark Twain, el de Méjico a Graham Greene, el del terror a la muerte a Georges Bernanos, el de la imposibilidad de llegar a nada a Kafka y gran cantidad de otras cosas a Thomas Mann? Y ni siquiera hay necesidad de haber leído a todos estos autores, los llevamos dentro a través de nuestros amigos, que, a su vez, viven perpetuamente de plagios. ¡Qué época ésta! Ya no significa nada decir que uno ha visto peces espada o que ha amado a una mujer mulata. Todo eso se puede haber visto una buena mañana en una película documental. Tener ideas es algo imposible. Resulta ya muy raro encontrar en esta era un cerebro que se limite a un solo tipo de plagio, y ello es prueba de personalidad, ver el mundo a través de Heidegger y sólo a través de él; nosotros, los demás, flotamos en una cocktail que contiene un poco de todo, sabiamente mezclado por Eliot, y de todo sabemos un poco, pero muy poco, de manera que ni siquiera nuestros relatos del mundo tangible demuestran nada. Para nosotros ya no existe actualmente ninguna terra incógnita (excepto Rusia). Por consiguiente, ¿a qué tanto hablar, si no demuestro que lo que digo lo he vivido efectivamente? Mi abogado tiene razón. Y sin embargo…