miércoles, 18 de marzo de 2009

MIGUEL DE CERVANTES, Don Quijote de la Mancha

Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre. Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente; que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo. Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.

sábado, 14 de marzo de 2009

YURI KAZAKOV, El mar blanco

Todo el día siguiente tendría que estar en su consultorio de abogado redactando escritos, pensando en desgracias humanas, entre ellas muchas familiares. Luego se iría a casa. ¿Para ver a quién? Después llegaría el verano, un verano largo, viajes, la canoa, la tienda de campaña; y, de nuevo, ¿con quién? Sintió deseos de ser mejor, más humano, de hacer cualquier cosa por que ella fuera feliz.

Cuando salieron a la plaza de la estación los faroles ya estaban encendidos, habían amontonado la nieve y se la habían llevado. Ninguno de los dos tenía la sensación de haber hecho un viaje, ni de haber pasado dos días juntos. Comprendieron que tenían que decirse adiós e ir cada uno a su casa, y que no volverían a verse hasta dos o tres días después. Todo volvía a ser como todos los días, sencillo y tranquilo; y se despidieron como siempre, con una sonrisa rápida y sin que él la acompañara.

NÂZIM HIKMET, Poemas finales

Todas las cortinas echadas todas las puertas cerradas
dónde están en dónde en dónde
en algún lugar al que ni se va ni se viene
los mudos susurran a los sordos desde lejos desde muy lejos
la mirada no tiene ojos el correr no tiene pies
estoy cansado de perseguir lo inalcanzable
me voy a fumar un cigarro


31 de mayo de 1962.

miércoles, 11 de marzo de 2009

BOHUMIL HRABAL, Yo que he servido al rey de Inglaterra

... en realidad en esa cervecería yo siempre había verificado que el fundamento de la vida consiste en preguntarse sobre la muerte, cómo me iba a comportar cuando llegue mi hora, que en realidad la muerte, no, el preguntarse a sí mismo es un discurso enfocado a través del prisma del infinito y la eternidad, que el hecho de pensar en la muerte es el comienzo de un pensamiento hermoso, pues saborear el sinsentido de ese camino propio, que de todas maneras termina con una marcha prematura, ese deleite y vivencia de la propia aniquilación, eso llena al hombre de eamargura y, en consecuencia, de belleza.

lunes, 2 de marzo de 2009

ROBERT WALSER, El paseo

—¿Podría —pregunté con timidez— ver y apreciar al instante lo más esmerado y serio, y por tanto naturalmente también lo más leído y más rápidamente reconocido y vendido? Me obligará en alto grado a inusual agradecimiento si me hace el enorme favor y tiene la bondad de mostrarme ese libro, que, como sin duda nadie sabe con tanta exactitud como precisamente usted, ha encontrado el máximo favor tanto en el público lector como en la temida y, por tanto sin duda también, halagada crítica, y lo seguirá encontrando. No sabe cuánto me interesa saber enseguida cuál de todos los libros u obras de la pluma aquí apilados y expuestos es ese libro favorito en cuestión, cuya visión con toda probabilidad, como he de sospechar del modo más vivo, me convertirá en inmediato, alegre, entusiasta comprador. El deseo de ver al escritor favorito del mundo instruido y su obra maestra admirada, entusiásticamente aplaudida, y como he dicho probablemente de comprarla, me hormiguea y cosquillea por todos los miembros. ¿Puedo rogarle que me muestre ese libro exitosísimo para que el ansia que se
ha apoderado de todo mi ser se satisfaga y deje de inquietarme?
—Con mucho gusto —dijo el librero. Desapareció como una flecha, para volver al instante siguiente con el ansioso comprador e interesado, y llevando en la mano el libro más comprado y más leído, de valor en verdad perdurable. Llevaba el valioso producto intelectual tan cuidadosa y solemnemente como si portara una milagrosa reliquia. Su rostro mostraba arrobo; su gesto irradiaba el máximo respeto, y con una sonrisa en los labios como sólo pueden tener los creyentes e íntimamente convencidos, me enseñó del modo más favorable lo que traía consigo. Yo contemplé el libro y pregunté:
—¿Podría usted jurar que este es el libro más difundido del año?
—Sin duda.
—¿Podría afirmar que este es el libro que hay que haber leído?
—A toda costa.
—¿Y es realmente bueno?
—¡Qué pregunta tan superfina e inadmisible!
—Se lo agradezco mucho —dije con sangre fría; preferí dejar tranquilamente donde estaba el libro que había tenido la más absoluta difusión, porque había que haberlo leído a toda costa, y me alejé sin ruido, sin perder una sola palabra más.

GIOVANNI PAPINI, El piloto ciego

Sepan, pues, de una vez, ¡oh alumnos de este día!, que el mundo no es más que un discurso, un largo y complicado discurso, enorme, oscuro, secular, que espera una respuesta. Hay alguien que quiere decir algo a los hombres y no habla la lengua de los hombres. Habla por símbolos, por medio de las cosas, de los hechos, de los acontecimientos. El universo es su discurso, es su palabra hecha carne, hecha tierra, hecha planta, hecha sol; es su palabra misteriosa, que desde hace siglos y siglos va del cielo a la tierra sin que ninguno de ustedes la escuche o la comprenda. Y por eso, y no por otra razón, este discurso se repite y vuelve a decir para cada vida las mismas cosas, las mismas eternas cosas. El mundo es monótono porque es un discurso que se repite, y se repite porque ninguno de ustedes sabe responder, porque son mudos.

CZESLAW MILOSZ, Dádiva

Un día muy feliz.
La niebla se levantó pronto, trabajé en el jardín.
Los colibrís se demoraban sobre las madreselvas.
No había cosa en la tierra que yo deseara poseer.
Sabía que no merecía la pena que envidiase a nadie.
Cualquier mal que hubiera sufrido, lo olvidé.
Pensar que una vez fui el mismo hombre no me molestaba.
En el cuerpo no sentía dolor.
Cuando me estiré, vi el mar azul y velas.