jueves, 8 de noviembre de 2012

LA ZARIGÜEYA DEL FUTURO, Ambrose Bierce

Un día, una Zarigüeya que se había quedado dormida colgada por la cola de la rama más alta de un árbol se despertó y vio una larga Serpiente enrollada en la rama, entre ella y el tronco del árbol.

—Si me quedo aquí —se dijo a sí misma—, me va a comer; y si me suelto, me romperé el cuello.

Pero, de pronto, se le ocurrió que podía disimular.

—Mi perfeccionada amiga —dijo—, mi instinto natural reconoce en ti una noble prueba y ejemplo de la teoría de la evolución. Eres la Zarigüeya del Futuro, el sublime Superviviente Final de nuestra especie, el resultado último de la adaptabilidad progresiva: ¡eres toda cola!

Pero la Serpiente, orgullosa de su destacado papel en los relatos bíblicos, era estrictamente ortodoxa y no aceptó esta interpretación científica de la realidad.

jueves, 1 de noviembre de 2012

AMERICA, Franz Kafka

—Vaya, aquí está por fin el señor Jakob.

—Me llamo Rossmann —dijo Karl tomando la mano que le tendía una muchacha cuyos contornos distinguía ahora.

—Es mi sobrino Jakob —dijo el señor Pollunder a manera de explicación—, y se llama Karl Rossmann.

—Pues nos sentimos igualmente alegres de verlo aquí —dijo la muchacha, que no daba demasiada importancia a los nombres.

martes, 10 de julio de 2012

BODAS EN CASA, Bohumil Hrabal

Y escribo en mi Perkeo atómica hasta que el sol se pone detrás del lavadero, entonces pongo la mesita aquí y escribo hasta que la sombra me parte la cabeza y luego me la corta, que es cuando subo al tejado, donde hay sol hasta la puesta... Pero ya ve que el tejado está inclinado, ¡y no vea las veces que he tenido que cortar las patas de la silla y del taburete!, primero las corté tan mal que acentué la inclinación aún más, luego las corté de tal modo que compensaban la inclinación hacia el otro lado, así, la máquina de escribir se me hubiera deslizado encima de la bragueta, y el taburete, también lo corté dos veces y lo destrocé totalmente, lo utilicé para leña y tuve que comprar otro para lograr la inclinación correcta, tanto del taburete como de la silla, y ahora sí, mi Perkeo reposa horizontalmente sobre la silla, ya lo ha visto usted misma...

A SUS PLANTAS RENDIDO UN LEÓN, Osvaldo Soriano

El inglés eligió el arma y se levantó de un salto, apurado por terminar con su adversario. El italiano, que nunca había disparado un tiro, insistió en la cuestión de la distancia, pero Monsieur Daladieu rechazó la objeción y pidió a los rivales que se reunieran en el campo de tenis. Ni bien oyeron la orden del francés, los invitados pasaron la voz y corrieron a buscar un lugar en la tribuna.

viernes, 27 de enero de 2012

ROSAURA A LAS DIEZ, Marco Denevi

Yo era el ayo sin sexo y sin instintos, delante del cual podían hablar de sí mismas y de los hombres como si estuviesen solas. Sí, a mí podían mostrarme un rostro sin afeites, un rostro de entrecasa, y en mi presencia podían cruzar despreocupadamente las piernas, porque yo no iba a espiarles el muslo.