miércoles, 30 de enero de 2013

CONQUISTA DE LO INÚTIL, Werner Herzog

La noche del domingo al lunes tuve fiebre alta, la pierna me latía y el ganglio linfático a la izquierda de la ingle se me inflamó y se puso duro. Por la mañana tenía mucho pus en el pie. He ido al nuevo edificio de producción, porque en la piscina solo han encontrado uno de los télex, pero el del mensaje verdaderamente misterioso sigue perdido. Como suponía que nadie había tirado el papel a propósito, sino que una ráfaga de viento debía de haberlo arrastrado hasta la piscina, he buscado en el jardín y en el área de la piscina; finalmente he recordado desde qué dirección había soplado el viento el otro día, la he seguido y he dado con el papel perdido.