jueves, 5 de noviembre de 2015

AUTOBIOGRAFÍA, Alfred Kubin

Ciertamente, no es mi intención criticar la insensata manera en que la mayoría de los hombres de hoy ocupan su tiempo. Sea como fuere, el espectáculo repulsivo que ofrece la densidad de nuestros paisajes industriales así como el aniquilamiento de la belleza de muchas de nuestras ciudades, mercados y pueblos, es responsable de una espantosa decadencia del gusto. Un medioambiente de hierro y cemento, escaparates agresivos y los horrores de un anuncio omnipresente acaban por turbar a los individuos, incluso a los más capaces de soportarlo. Las cosas, cada vez más rápidamente, van a la deriva, el alma continúa desesperándose, las diversiones se vuelven más absurdas.