martes, 28 de septiembre de 2010
LOS PICHICIEGOS, Rodolfo Enrique Fogwill
—Al revés del calor —dijo el otro día—, estás en el calor, llegás del frío. Sos calor, sos calor, lo sentís. Entra el calor, sentís: ¡Qué lindo es esto, que nunca se termine! Y sigue el calor calentando. Sigue un día, más días calienta y ya no se siente que es calor. No gusta, es eso: es aire, es el mundo nomás. Vos sos calor, todo es calor, te olvidás del calor y del frío y no te importa nada, te dejás calentar, te cocinás por el calor y te quedás como dormido y ya nada te gusta, ni el frío ni el calor, ni el aire, ni vos mismo: nada te gusta.