jueves, 23 de septiembre de 2010

SONATA A KREUTZER, Lev Tolstói

Me espantó seguir acostado en la oscuridad y prendí una cerilla, y en aquella pequeña habitación de papel pintado de color amarillo me invadió algo parecido al pánico. Encendí un cigarrillo y, como siempre ocurre cuando das vueltas a las mismas contradicciones irresolubles, fumé, y fumé un pitillo tras otro para nublarme la mente y dejar de ver tales contradicciones.