martes, 2 de diciembre de 2008

ERIK SATIE, Cuadernos de un mamífero

La casa vieja, que se sostiene en cuclillas en el recodo del bosque, está mal pintada, mal dibujada y, sobre todo, es muy incómoda.

Se dejan para más tarde rastrillos, algunas layas, regaderas y un viejo jardinero.

Nuestros pintores de paisaje se niegan a reproducir los trazos de la vieja casa, de sus rastrillos, de sus layas, de su regadera y del viejo jardinero.

Todo ello no es más que un garabato.