sábado, 10 de octubre de 2009

LAS TRIBULACIONES DEL ESTUDIANTE TÖRLESS, Robert Musil

La afición de Tórless por ciertos estados de ánimo era el primer indicio de un desarrollo interior que luego se manifestó como una capacidad especial de asombrarse. Más adelante, se desarrolló en él, como condición dominante, la singular capacidad de sentir en los acontecimientos, las personas, las cosas y a menudo también en él mismo, algo de un carácter insuperablemente incomprensible, así como por otro lado de una afinidad inexplicable, nunca del todo justificada. Le parecían cosas accesibles a la inteligencia, y sin embargo no podía aprehenderlas con las palabras o el pensamiento. Entre los acontecimientos exteriores y su yo, más aún, entre sus propios sentimientos y aquella parte más íntima y recóndita de su yo, que anhela conocer esos sentimientos, quedaba siempre una línea divisoria que, como un horizonte, retrocedía a medida que él se acercaba. Sí, cuanto más precisamente aferraba sus sensaciones al pensamiento, cuanto más las conocía, más extrañas e incomprensibles se le presentaban; de manera que terminaron por crearle la impresión de que no eran ellas las que se apartaban, sino que era él mismo que se alejaba, sin poder, de todos modos, librarse de la ilusión de que iba hacia ellas.