miércoles, 30 de marzo de 2011

CHELKASH, Máximo Gorki

El mar siempre despertaba en él un sentimiento amplio y cálido que se apoderaba de su alma, depurándola en cierto modo de la basura de la vida. Estimaba esto y le agradaba verse mejor allí, entre el agua y el aire, donde las preocupaciones de la vida y la vida misma pierden, las primeras, su intensidad, y la segunda, su valor.