lunes, 3 de noviembre de 2008

Tennessee Williams, AUTO-DA-FE

MME. DUVENET: ¡Me cansas, Eloi, cuando te pones tan excitado!

ELOI: No te enteras de nada. ¡Te sientas a mecerte en la terraza y hablas de cortinas blancas bien limpias! ¡Mientras yo me abraso, me consumo, y nadie toca el timbre, nadie da señal de alarma!

MME. DUVENET:¿De qué estás hablando?

ELOI: ¡Carga intolerable!¡La conciencia de todos los hombres enlodados!

MME. DUVENET: No te entiendo.

ELOI: ¡Más claro no puedo hablar!

MME. DUVENET: ¡Ve a confesarte!

ELOI: ¡El cura es un tullido con faldas!

MME. DUVENET: ¿Cómo puedes decir semejante cosa?

ELOI: ¡Porque le he visto las faldas y las muletas, y he oído su murmullo sin sentido a través de la madera!

MME. DUVENET: ¡No hables así en mi presencia!

ELOI: ¡Es una magia gastada, ya no quema!

MME. DUVENET: ¿Que ya no quema? ¿Y por qué había de quemar?

ELOI: ¡Porque hay que quemar!

MME.DUVENET: ¿Para qué?

ELOI (apoyándose en la columna): ¡Para que arda todo, por Dios, por la purificación! ¡Oh, Dios, Dios! ¡No puedo entrar en la casa ni puedo estar aquí fuera! ¡Ni siquiera puedo respirar bien, no sé qué va a ser de mí!