lunes, 28 de diciembre de 2009

ESCALADA, Ludwig Hohl

Tenía que subir, y hemos de mencionar que lo hizo de modo casi imperceptible, centímetro a centímetro, ora por aquí, ora por allá. A ningún animal puede comprarse esta manera de trepar tan difícil. Tampoco hace falta mencionar la gamuza, pues no sabe escalar en absoluto, a pesar de que al andar y saltar supera con creces al ser humano. En el caso de la ardilla, que es portentosa en este aspecto, se suele olvidar fácilmente su cola, que le permite utilizar el aire, es decir, volar en parte. ¿Quizás los monos? No lo sé. Pero se impone una comparación con el mundo de las plantas, a pesar de su enorme diversidad: la hiedra.