lunes, 9 de febrero de 2009

ISAAC BASHEVIS SINGER, La destrucción de Kreshev

Ahora bien, podéis creerme, no fue sólo el fervor religioso lo que provocó el llanto de Lise. Durante los días y semanas previas a la boda estuve trabajando con ahínco. La muchacha se atormentaba con toda clase de preocupaciones y extraños pensamientos. Si en un momento la aterraba la idea de que pudiera no ser virgen, al siguiente rompía a llorar, temerosa de no soportar el dolor en el momento de la desfloración. De pronto la asaltaba una sensación inexplicable de vergüenza, y a continuación sentía miedo de sudar demasiado en la noche de bodas, o de que le doliera el estómago, o de mojar la cama o de sufrir aún peores humillaciones. La invadía también la sospecha de que algún enemigo la había embrujado, y revisaba su ropa en busca de algún nudo escondido. Ansiaba aplacar ese torrente de inquietudes, mas no lograba contenerlo. "¿Quién sabe? —se le ocurrió pensar un día—, tal vez estoy soñando despierta y no sea cierto que esté a punto de casarme". "¿O quizá mi prometido sea una especie de demonio con forma humana, y la ceremonia nupcial será sólo una ilusión y los invitados espíritus del mal?" A todo ello se añadían espantosas pesadillas. Acabó perdiendo el apetito y sufriendo de estreñimineto. Mientras todas las muchachas de Kreshev envidiaban su felicidad, ella padecía crueles tormentos.